sábado, 4 de diciembre de 2010

El primer primer día de clase

Una de las cosas que siempre me pone nerviosa es pensar en el "primer primer día". No en el primer día de cada curso, ni en mi primer día como profesora (de esos ya he tenido unos cuantos en la universidad). En el primer día que me presente ante un curso de chavales (¿2º de ESO, 4º?) con toooooodo un curso por delante. La primera impresión es la que cuenta, dicen, así que no quiero fallar en eso.
En la facultad, el primer día es bastante sencillo. Dices tu nombre, el de la asignatura, si tienes un rato les lees el programa de la asignatura y les hablas de las lecturas obligatorias y de cómo será el examen. Luego los mandas a la cafetería, que tú ya has cumplido. Yo me siento un pez fuera del agua por preguntarles sus nombres y su ciudad de origen.
Por eso, siempre me ha dado una punzada en el estómago pensar qué hacer el primer día en un instituto, toda una hora con chicos de esa edad.
Una idea que siempre he tenido ha sido jugar con ellos al "Había una vez", un juego de rol (lo siento, no he encontrado ningún enlace) bastante interesante que consiste en repartir cartas a cada jugador que pueden contener personajes (troll, princesa, mendigo, cuervo), lugares (castillo, río, sótano), objetos (acordeón, collar de perlas) y acontecimientos (caer un rayo, algo se rompe, enfermar, encontrar un tesoro). Luego alguien inicia el juego diciendo "Había una vez..." y empieza a contar una historia, y los demás jugadores tienen derecho a interrumpir cuando quieran si tienen una carta que puedan introducir en la trama de forma coherente. La idea es construir entre todos una historia con sentido y final. El jugador que consiga quedarse sin cartas ha de dar un final al cuento y se convertirá en el ganador.
Mi idea era fabricar yo unas cartas más "actuales" (más cercanas a su realidad) y empezar el cuento como "Había una vez una clase de 3º de ESO que...". Sin embargo nunca lo he visto claro, porque tal vez al ser muchos el juego pueda descontrolarse demasiado, o por el contrario no colaboren demasiado por timidez...
Hoy he visto en el blog de Lourdes Domenech una idea que me ha parecido muy interesante. Tomo nota de ella, para, tal vez, romper con ella el nerviosismo de mi "primer primer día de clase". Al menos, mientras espero que ese día llegue, puedo aprender a enseñar leyendo experiencias ajenas.

3 comentarios:

  1. El blog de Lu es una fuente de inspiración para todos los profes de lengua. Son actividades que han pasado la ITV y funcionan en contextos reales. Si te interesa saber qué actividad inicial he usado en alguna ocasión, echa un vistazo a la historia del párroco.

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  2. @Antonio, no puedes imaginar lo emocionada que me siento al verte visitando mi blog. El blog de Lourdes es el primero que empiezo a repasar (leyendo desde los inicios hasta hoy a la caza de ideas), pero el tuyo fue el primer edublog que, hace años, comencé a seguir. Gracias por el enlace, voy a verlo ahora mismo.

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  3. ay que pena..... y mi hijo sin ningún interés en las clases y yo me volvería loca con vuestras clases tan imaginativas! menos mal que a la niña si le interesan, entonces ¿cuál es el problema de ese tanto por ciento de adolescentes que pasan? es empezar la E.S.O. y flaquear, quizás entran demasiado pronto, no lo se, siento que no supe orientar al chiquillo y que los profes lo tenéis difícil con ellos, por eso me emociona ver tanta ilusión en las clases, me encanta!

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